- Programa diseñado por la asociación de municipios Msur pretende promover una cultura integral de gestión de residuos con un alcance de 500 mil viviendas en sus 19 municipios socios. Ya partió el 2 de enero en Santiago Centro, y en marzo se sumarán San Miguel y San Bernardo. “Lo importante es explicar que el sentido de este plan no es solo el reciclaje, sino el problema global del cambio climático: somos una sociedad que desecha muchos recursos”, dice Jaime Cataldo, secretario ejecutivo de Msur.
Fuente: www.paiscircular.cl
Ubicada en el paradero 25 de Gran Avenida, a pasos del metro La Cisterna, la sede de la Asociación de Municipios Msur no es muy diferente a las fachadas de las casas que ocupan la calle Bombero Encalada. Dentro de sus dependencias, sin embargo, se trazan las líneas del programa más ambicioso de reciclaje urbano de la ciudad de Santiago: el plan piloto Msur Recicla, que abarcará a 500 mil viviendas de la Región Metropolitana.
Con el objetivo de preparar el escenario de la nueva Ley de Fomento al Reciclaje (Ley REP), cuya entrada en vigencia ya está en marcha con la elaboración de los primeros reglamentos de productos prioritarios, la Asociación Metropolitana de Municipalidades de Santiago Sur para la Gestión Ambiental y de Residuos Msur -cuyo directorio está conformado por alcaldes- diseñó este plan piloto a gran escala con sus 19 municipios asociados en la región.
“La idea general es aprender de las experiencias piloto de nuestras comunas socias por separado, y ahora las vamos a llevar al conjunto de las comunas”, explica el secretario ejecutivo de Msur, Jaime Cataldo, quien agrega que el programa ya empezó a funcionar el pasado 2 de enero en un sector de la comuna de Santiago Centro.
La experiencia en dicha comuna, de hecho, fue la base de la creación de este nuevo plan de alcance mayor. El 9 de mayo de 2016 partió el programa Santiago Recicla Fácil que, entre otros elementos, “entregó valiosa información respecto al funcionamiento del reciclaje en áreas urbanas de alta densidad, hábitos de reciclaje de la población urbana, y su comportamiento en cuanto a los factores educativos y sociales implicados en estas operaciones”, cita el documento que resume los contenidos esenciales del nuevo plan piloto.
El nuevo Msur Recicla recogió las directrices de Santiago Recicla Fácil y ya empezó a funcionar en el mismo sector de la comuna de su plan inspirador. “Esto quiere decir que en esta fase inicia operamos en 200 edificios residenciales con 50.000 departamentos, ubicados en el cuadrante San Ignacio, Diez de Julio, Vicuña Mackenna, Curicó, Lira, Blas Cañas, Carmen, Marcoleta, San Isidro y Alonso Ovalle”, detalla Jaime Cataldo.
Santiago Recicla Fácil -que recolecta casi 70 toneladas mensuales de residuos- y otros exitosos programas de reciclaje de otras comunas socias como La Granja, San Miguel, Peñalolén y San Bernardo, entre otras, conforman el núcleo de Msur Recicla.
“Por ejemplo, está el caso de Ñuñoa, que tiene un programa de reciclaje pionero aplicado desde 2003. Es un período extenso de tiempo, donde la gente hace separación de origen y hay recolección segregada. Otros ejemplos muy buenos, con participación de los recicladores de base, son Peñalolén y La Granja. Esta última comuna tiene algo muy particular: contempla reciclaje en dependencias públicas”, agrega el secretario ejecutivo de la entidad.
Envases y embalajes
Dentro de los seis “productos prioritarios” definidos en la Ley REP -es decir, aquellos productos cuyos productores o importadores están obligados a hacerse cargo de la gestión de sus residuos cuando terminan su vida útil- el plan Msur Recicla se centra en los envases y embalajes. Se preocupan de los envases de vidrio, de cartón y los plásticos, y también del papel de diario aunque este último no está incluido en la Ley REP.
“La idea es generar un hábito en las comunas de que vamos a pasar con nuestros camiones una vez a la semana por sus edificios o casas, a recoger los residuos separados por ellos. Será diferente la recolección en edificios y casas. En la comuna de Santiago, en 2016, la municipalidad les envió una carta a los consejos de administración de los edificios. Ellos deciden sumarse voluntariamente y se inscriben en el programa. Lo importante es que el municipio también les entrega contenedores y sacos dentro del mismo edificio para poder hacer la separación. En las casas, en cambio, nosotros pasamos domicilio por domicilio, pero siempre la comunidad va a estar informada”, explica Jaime Cataldo.
Un aspecto importante es que los vecinos puedan tener total certeza de que los productos que se retiren irán a empresas que los valorizan, con un destino conocido y trazabilidad de su huella ecológica, y no terminarán en un relleno sanitario. Los envases de vidrio, por ejemplo, se llevan a Cristalerías Toro para ser transformados en nuevos envases de vidrio, con el objetivo de cumplir tanto con la Ley REP como con los principios de la economía circular.
En el caso del cartón y papel de diario, serán entregados en Reciclados Industriales, una empresa que trabaja con las papeleras en Concepción y que los devuelve al proceso para transformarse en un insumo de papel y cartón. Por otra parte, los plásticos llegarán a Recipet, una empresa que lo peletiza y lo vuelve a incorporar al mercado para elaborar nuevos productos de plástico. En todos los casos no se trata de empresas intermediarias, sino de una industria que valoriza y transforma el material que recibe.
Medio millón de hogares
Actualmente operativo en Santiago Centro, el plan piloto Msur Recicla comenzará a funcionar a partir de marzo en San Miguel y San Bernardo, dos comunas señeras en sus procesos de reciclaje. “Vamos a cubrir los 267 edificios de San Miguel, que hoy corresponde a los dos tercios de la población de la comuna”, dice Cataldo.
En julio será el turno de Ñuñoa, Peñalolén, Recoleta y La Granja, y en noviembre intentarán abarcar 12 municipios socios. La pretensión es elevada: si todo confluye, al primer semestre del año 2020 cubrirán a las 19 comunas asociadas, lo que implica una meta de 490.000 hogares y, por ende, una población estimada en 1.500.000 personas. Dicho de otro modo, un 21,3 % de la población total de la Región Metropolitana (7.036.792 millones de habitantes, según el Censo 2017). “Nosotros no somos conservadores: queremos superar nuestras propias metas”, afirma Cataldo.
Pero el plan no culminará en el plazo acordado en 2020. “Habrá dos años en que no estará en régimen el reglamento de la ley REP y luego tendremos que adaptarnos. Pero este es un programa permanente: cuando se apruebe el reglamento pasaremos a una nueva etapa, en que ya no será un piloto. Está pensado para un período de cinco años”, agrega.
Un factor clave para la exitosa implementación del plan será disponer de una numerosa dotación de camiones. En este momento el plan piloto está operando con dos camiones recolectores en la comuna de Santiago, mientras que en San Bernardo y San Miguel se incorporará uno a cada comuna para un total de cuatro. La idea es sumar al plan completo una flota de 20 camiones capaces de realizar una recolección diferenciada desde los domicilios.
Educación para el reciclaje, tema pendiente
Más allá de la puesta en práctica del programa, para Jaime Cataldo uno de los aspectos más importantes de este plan piloto masivo es concientizar sobre el problema nacional y global que implica para cada habitante de la ciudad desentenderse de los residuos.
“Acá lo que hay que explicar es el sentido que tiene esto, el proceso completo. Tenemos un problema con los recursos naturales en el mundo, y es imperativo no seguir depredando la naturaleza y ver cómo reutilizamos los materiales. Y cómo eso incide en el cambio climático, en la economía circular. Además cambiar ciertos hábitos: Chile es uno de los países que más residuos genera en Latinoamérica. Somos una sociedad muy consumista y desechamos muchos recursos. No se trata, por tanto, de explicar solo el reciclaje, sino de tratar el problema más global. Es como el dicho, acá estás poniendo una roca para construir una catedral”, afirma.
“Cuando esto sea un tema de conversación -agrega- empezaremos a ver el horizonte. No es solo esa tarea tediosa de separar la basura que no a todo el mundo le gusta. Acá hay un relato que debiera motivar a que el proceso ocurra de una manera interesante”.
Para avanzar en esta línea Msur estableció convenios con tres universidades –Usach, UTEM y U. de Chile- para trabajar codo a codo con las comunidades en la aplicación y seguimiento permanente del programa, a través de focus group y otras instancias de diálogo.
“Hay que comprender, más allá de lo operativo, por qué se debe reciclar. Tendremos retroalimentación, porque sabemos que esto tendrá un impacto real en la economía circular. Estudios preliminares de las empresas valorizadoras de residuos dicen que cuando se recicla una tonelada de un producto, ahorras en electricidad, agua, petróleo, y eso tiene un valor. Si logramos reciclar 150.000 toneladas al año, el ahorro anual bordea los 25 millones de dólares”, explica Cataldo.
Para los municipios el impacto en la economía también será significativo. Cataldo advierte que quizás, en el futuro, no sea necesario el gasto en la disposición final de los residuos, y habrá que contratar menos camiones para la basura.
A nivel de procedimiento, en tanto, uno de los inconvenientes es el alto porcentaje de rechazo que generan los residuos separados por los vecinos. “En el futuro ese porcentaje de rechazo que recolectamos debería ser inferior al 1%. Ese porcentaje es mayor en hogares que en edificios. Por lo tanto, uno de los desafíos es cómo reducir esa cifra. Eso se logra conversando: no solo hay que separar, sino hay que separar bien. Por eso el diálogo debe ser permanente. No es que contratemos jóvenes para repartir volantes, sino que será algo continuo, donde escucharemos a la comunidad, pues ellos saben más que uno”, concluye Cataldo.
¿Y los otros residuos?
Aunque el trabajo de Msur Recicla se centra principalmente en los residuos generados por envases y embalajes, mantienen convenios con otras empresas que se hacen cargo de otros productos prioritarios de la Ley REP, como aparatos eléctricos y electrónicos, baterías y neumáticos.
En el caso de estos últimos, serán trasladados de manera gratuita a una empresa que los trata, al igual que las baterías. Para la pilas aún están buscando un socio, mientras que en el caso de los computadores, celulares y artículos eléctricos y electrónicos voluminosos tienen un acuerdo con Chilenter para su valorización.
También tratan otros productos que no están en la nueva ley como las ramas de los árboles y los escombros. Las ramas se llevan a una empresa que las transforma en biomasa, y con los escombros se llenan pozos areneros para luego transformarse en espacios públicos. Para Cataldo, los recicladores de base forman parte esencial en esta cadena. “En Peñalolén, por ejemplo, ellos trabajan en sectores determinados donde lo hacen muy bien. Nosotros operaremos en zonas de la comuna donde ellos no lo hagan. La idea es no competir con los recicladores de base”, afirma.